jueves, 28 de enero de 2010

¿SE PUEDE?

¿SE PUEDE? Jesús Masana Monistirol.
Ha sonado el timbre llamando al personal; alumnos yprofesores se van incorporando a sus respectivos puestos de trabajo en las distintas aulas del centro; son las 8,30. El curso se ha reanudado tras los días festivamente vacacionales de las Navidades y los Reyes. El aula número cinco no está llena del todo, tras la llamada eléctrica, pasados ya los primeros minutos de margen deambulatorio; la mitad de los alumnos y el profesor esperan, trabajando, el acceso de otra remesa de chicos y chicas que entran, a intervalos, en los quince minutos siguientes... Con todo, no se completarán los espacios discentes ya que dos alumnos no entrarán hoy aclase -enfermos, despistados(?)-, ni con un "generoso" margen de cincuenta minutos (que es el tiempo que dura el periodo lectivo). El sistema de acceso de los que, a cuentagotas y, digámoslo ya, llegan tarde a clase, es mimético: unos golpecitos en la puerta y un asomarse al interior del aula preguntando: "¿Se puede?". El profesor se encarga de darles o no el asentimiento, mientras su mente inquiere: "¿Preguntan sipueden pasar a trabajar o tal vez si pueden llegar tarde, burlándose de la "seriedad" profesional de quienes han acudido al recinto en el primer momento empujados por su estima personal?" Las excusas por tal demora pueden ser varias y la situación no parece tan importante como para alarmarse... a primeravista; mas ello esconde una hecho palpable, una manera de hacer las cosas, una actitud y, cuando hay actitudes, hay que analizar hasta qué punto pueden llegar éstas.
Ese talante en afrontar el trabajo (ahora es la clase) aflorará más adelante si no es encauzado a tiempo, si no se corrige, si no se revisan los motivos que llevan a actuar de esa determinadamanera, por actitudes, por ideales, por finalidades quemarquen otra forma de ser, por nuevas actitudes operativas queconducir n a trabajar, en mbitos más duros que el del aula escolar, más impreriosamente necesarios para poder vivir honestamente.
Más tarde se dirá, si no se corrige adecuadamente esta indolencia y falta de interés en lapuntualidad: "¿Se puede... llegar tarde al trabajo?" "¿Se puede decir... -"Iré a arreglarle el televisor de una a dos", y no aparecer tras cuatro llamadas...?" "¿Se puede... pasar el semáforo en ámbar-rojo?" "¿Se puede... tirar cáscaras, papeles, botellas, litronas, etc., en la calle?" "¿Se puede romper... farolas, árboles, mobiliario público?"
Todo esto exige un gran STOP. Algunos profesores lo enarbolan cuando sus alumnos llegan a clase más tarde que ellos; aquéllos se quedan fuera del aula, rumiando -se imagina uno, la propia insensatez- (¿o la osadía del profesor al cerrarles el paso a la cultura de los cincuenta minutos siguientes?). Justificada o no tal manera de proceder nos proyectamos al "mañana"; cuando uno de estos alumnos "tardones" llegue a pedir un puesto de trabajo y se detenga ante el STOP de otro que ha llegado antes por su mejor preparación o incluso porque madrugó, sin esperar a tomarse ni el café, y eso que venía de fuera, de otras ciudades en las que el día comienza antes de que salga el sol... Ello está a la vuelta de la esquina; cuando aparezca lo del mercado libre de trabajo, por ejemplo., que ya está aquí.
La puerta del aula de la vida "en serio", está aún abierta, pero se puede cerrar en cualquier momento, con un cierre definitivo, y uno puede quedar fuera a muy temprana edad, sin necesidad de esperar al día de mañana... Fuera, en el pasillo, se está mal, viendo desfilar a los otros, mal sentados en un banco de madera, enganchados al carro de la indolencia, de la aptía y el desencanto de la droga consumista o la droga-droga que es rechinar de dientes, mientras dentro, banquetean platos de culturales viviendo con los pies bien asentados en el suelo, con la puntualidad en la punta de los dedos, garabateando signos, dibujando futuro.
Los materiales para la propia construcción y la de lo sdemás están en el aula. Fuera de ella se hallan sólo los pasillos, que son eso, lugares de paso donde uno no puede encontrar su realización mas que pisándolos.
...Por el fondo vienen uno, dos, tres, corriendo, llaman a lapuerta y llaman: "¿Se puede?" Han llegado tarde.
Escrito en 1992 y válido aún hoy, ya en el siglo XXI, a vueltas estos días con el consenso sobre la educación.

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