viernes, 7 de diciembre de 2012

PARA WERT


Lunes, 4 de abril de 1994
Temas de actualidad


Medidas para mejorar la enseñanza
JESÚS MASANA MONISTIROL
Late en este documento (de la LOGSE) un espíritu ordenador, sistemati­zador, científico, en el sentido excluyeme de lo más hu­mano y sentimental, es frío y calcula­dor, mostrando miedo al fracaso que se intuye entre líneas. Promete premios al que obedezca, porque ya no debe existir la obediencia absoluta... Potencia el advenimiento a los cargos directivos de quienes estén ciegamente de acuerdo con las directrices de las respectivas Di­recciones Provinciales.
La mayoría de los puntos, de los se­tenta y siete, es decir, todos menos los que se refieren al director y a ciertos aspectos de los planes de inspección, ya se venían cumpliendo o se podían haber llevado a cabo por avispados, conscientes y humanistas dirigentes educativos. Lo que nos lleva a la con­clusión de que dicha reiteración de aspectos, puntos, comas, dimes y di­retes, son una excusa para "colar" los artículos de Dirección y de la EVA (Evaluación Externa).
De paso se percibe un espíritu pedan­te y de autobombo por lo listos que son quienes los han pergeñado para vender el producto LOGSE. Hay mucha paja y poco grano nuevo.
Porque la Reforma está por hacer, ya que lo más importante no hay quien lo reforme, el corazón, el ánimo vocacio-nal del trinomio educacional alumno-padres-profesor. Se puede retocar lo externo, lo periférico, pero el espíritu, la esencia, lo que mueve la máquina de la verdad educativa que es, a la postre, lo que mueve la sociedad actual, cuyos ge­rifaltes y representantes democráticos están mostrando éticas hinchadas de prepotentes desprecios a la persona, sin principios operantes hacia un cambio del cambio...
Las que sean realmente buenas, en el sentido que pregona el punto cinco, "con los principios de tolerancia y res­peto hacia los otros", ya se están cum­pliendo en la medida de la limitación personal y material de cada individuo y centro. La potenciación, la multiplica­ción de esos impulsos laborales, en el campo que nos ocupa, vendrá dada por un mayor respeto a la persona, que na­ce, muchas veces, de la aceptación de la propia limitación, en este caso de la Administración, que opera en múltiples ocasiones de forma prepotente porque es una pieza en un engranaje político en el que la persona es anulada, y quien ejerce el mando no es un servidor sino un déspota en un grado más o menos importante.
¿Qué tipo de tolerancia será la que se nos imponga, de hecho, en la nueva nor­mativa si está en entredicho el concepto de autoridad, no tratado para nada entre los 77 puntos?
¿No se cae en una contradicción ino­perante y antieducativa, en una intole­rancia flagrante al "mezclar" alumnos de doce años con alumnos de dieciocho en un mismo centro?
¿Quién velará para que los profesores velen —si es que tienen que velar—; quién velará para que los profesores ve­len, guardianes de los valores, paladines de la tolerancia? Tolerancia, ¿hasta qué límite, hasta qué derecho del otro? Lo que se está haciendo ahora es muy difí­cil de cambiar... Se supone un espíritu educacional que ciertamente existe, pe­ro que a veces está dormido, que cada día está dormido y hay que despertar pero, ¿quién lo despertará a niveles to­tales? Las 77 medidas, no.

A vueltas con la posible reforma de Wert. Este artículo fue publicado en 1994 en La Opinión, El Correo de Zamora. El malestar docente era el pan de cada jornada.

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