jueves, 2 de febrero de 2012

Apocalipsis e imitadores...


EL APOCALIPSIS Y OTROS ENIGMAS del CODIGO DA VINCI. JESÚS MASANA
 (Escrito a raíz de la lectura del libro de  Dan Brown) 19-06-06.

        La sola lectura del libro del Apocalipsis, conduce al perturbador mundo de lo escondido y mistérico; cualquiera, en su sano juicio, debe reconocerse ignorante ante el conocimiento críptico del pasado. Esta situación personal no es sólo mía sino que la han experimentado antes otras personas que se han cuestionado cosas tan importantes como: -¿De dónde venimos y cuál es nuestra finalidad existencial? Esta sola pregunta, realizada desde la sinceridad, puede ser el comienzo de un camino iniciático que proporcionará la clave para asomarse a la puerta de lo desconocido y a través de ésta será posible comenzar a entender algo sobre el devenir de las horas y las edades... Esta sabiduría está intrínsecamente unida a la experiencia, que no se apoya en la falacia de profetas, cuyos cimientos están ahítos de mentira, hija legítima del dios Mamona, sino en la Verdad.
         La veracidad y autoridad doctrinal del mencionado libro sagrado no deberían ya ponerse en tela de juicio, sin que uno quiera ser de ser tildado de ignorante y pretencioso. Pero en la época actual, las medias verdades, lo que parece y puede ser, cuanto satisface las apetencias hedonistas y pragmáticas de esta sociedad, es la salsa que condimenta el universo de las comunicaciones, en esta cultura global, donde todo quisqui sienta cátedra ante lo humano y lo divino; aunque esto último ha quedado relegado al anatema, desde la doctrina laicista que lo anima...
          El Anticristo, ese personaje-símbolo que lucha contra El Cordero Degollado apocalíptico, es quien impera en el mundo, rendido a lo que le configura y le hace una sola cosa con su materialismo inmanente y beligerante. Es la lucha ancestral entre lo justo y lo injusto, la verdad y la mentira, el Bien y el Mal.
Toda esta larga introducción, sólo para continuar diciendo que hace más de un año leí el libro que ha inspirado la película del mismo nombre: “El código Da Vinci” (CDB) de Dan Brown (D.B.). Reconozco que captó mi atención, en primer lugar su título, por referencia directa a mi labor de artista e investigador; a continuación, el ritmo literario de la acción; pero quedé atónito ante los evidentes fallos históricos, suposiciones tendenciosas, referencias erróneas y evidente contenido anticristiano. D .B. entraba impunemente en el jardín de la Historia y arrancaba y plantaba en él hierbas, arbustos y árboles, colocaba animales y creaba seres humanos, ordenándolo todo a su antojo, como un mal imitador del jardinero cósmico...
Es patente el dogmatismo con el que el autor emite juicios, establece verdades y sataniza fundamentos y vivencias ancestrales, apoya sus suposiciones y la información de que dispone, manifiesta la impunidad manipuladora de su mente.
No he visto la película (ni pienso verla), pues la sola lectura del libro que la inspira, me ha bastado para hacerme una idea de sus aviesas intenciones y enjuiciar la obra que nos ocupa.
Descubrí, entre líneas, un enigma premonitorio: el espíritu que ha informado el “Código Da Vinci” (CDV) pulula en el hermético libro sagrado del Apocalipsis. El autor de éste ya había previsto la existencia de los Dan Bowns y sus “códigos”... 
 El complejo dossier de visiones que es el Apocalipsis no puede comprenderse sin otro, que lo precede literariamente,  escrito por los Cuatro Vivientes, aquellos que se hallan permanentemente en la presencia del Cordero simbólico y que identifican con el Cristo que esperaban las naciones al Mesías que iba a dar cumplimiento a todas las profecías que a él se referían en “los últimos tiempos” y cuyo significado está blindado a los “duros de corazón” a los falsos profetas, contra los que arremeten llamándolos “perros” y “cerdos” (sic) y a quienes no es aconsejable regalar con las perlas de la Palabra, “no sea que pisoteen las perlas y se vuelvan y os despedacen”...
Me asalta la duda, por lo sutil que es la mente del malvado, siendo posible que mi hipótesis anterior sea errónea –lo que sería más terrible y “apocalíptico”... -¿Y si D.B. ha optado conscientemente por encarnar ese papel diabólico en el que el libro identifica a la Bestia de los siete cuernos?
S. Juan, tradicionalmente admitido como autor del último escrito revelado, avisa a quienes quieran hurgar maliciosamente entre las líneas de su libro, que siete sellos custodian su integridad y su significado real: Nadie podrá abrirlo a no ser el Cordero Degollado...
     Se cumple, en este aprendiz de historiador novelesco que es D.B., lo que vaticinan los libros sacros: ha introducido su llave y el libro permanece cerrado; de aquéllos entresaca sólo la hojarasca y deja la esencia, que son los frutos de la Revelación: Dios se hace presente por medio de su propio Hijo en medio de la humanidad, que se halla en poder de la Gran Serpiente, el llamado Satanás, el Luciferario, apoyado éste por una multitud de secuaces, entre los que estaba ya prefigurado ese escribidor de fábulas, hace 2000 años, antes que su ordenador comenzara a escupir los capítulos que hoy configuran el CDV...
     D.B. quiere convertir la fe cristiana en un sucedáneo de religión mistérica -en el sentido más espúreo de la palabra-, en la que caben todas las aberraciones, tergiversaciones, invenciones de una mente terrena ignorante de trascendencias y de valores apocalípticos. Los “últimos tiempos” están ya aquí y todos somos protagonistas de su acontecer...
      Las creencias católicas se han ido forjando a través del tiempo por medio de la vivencia de su doctrina catequética, fundada en la Tradición y la Palabra y éstas, en una persona que argumentó su predicación con hechos palpables -la Escritura los llama milagros- con la donación de su vida –murió por lo que predicó- y Dios rubricó su trayectoria resucitándole de entre los muertos (claro que eso de “resucitar” lo explicaría D.B. diciendo que “los discípulos se llevaron su cuerpo”)...
     Con su CDV llama, mentiroso, a quien predicó el amor al enemigo y la fraternidad universal, a quien soportó la ignominia de la traición y la muerte a manos de gente perversa, perdonando y derramando por todos hasta la última gota de su sangre, a quien “en su boca no encontraron engaño”; a éste es a quien D. B., atado a la cuerda de los perseguidores de la verdad, los mismos que le condujeron a la muerte a Cristo, quiere volver a crucificar, entre las falacias de sus miles de libros y películas que propalan esa cultura rastrera que satura ya los poros de una sociedad esencialmente ignorante y también a quienes se atrevan a oponerse a su superficialidad y no ostenten en su frente la señal de Bestia...
     Ignora D.B que este mismo Cristo, a quien persigue y denigra en la persona de sus fieles y de su iglesia, es el mismo que un día derribó a Saulo de Tarsis del caballo de su prepotencia dogmática y que le hará caer también a él y a quienes están uncidos al carro de la mentira y en el suelo de la verdad les mostrará una segunda oportunidad para alcanzar la verdad y la vida. Lo que suceda luego tienes dos caminos o la conversión o el ser echados en el mismo lugar que el Anticristo.
La Bestia dominará por un tiempo, pero será arrojada al lago de FUEGO y AZUFRE...