miércoles, 30 de diciembre de 2015

domingo, 6 de diciembre de 2015

UNA HISTORIA EN LA BIBLIOTECA JESÚS MASANA



Dos estanterías frente a frente, las dos con muchos libros ordenados alfabéticamente según los autores. Las páginas de dos libros, uno de cada una de ellas, se abrieron violentamente.
Sonaron voces desaforadas en el silencio habitual de la sala.
-¡Mi libro es el más leído de la lengua española!
-¡Mi libro lo han leído más niños que el tuyo!
-¡Vuestra merced tendrá que mantener estas insolentes palabras!
-¡¡GRAAAA!!
A las voces siguieron ruidos insólitos en el recinto del respetable edificio
- ¡CRAS, CLOK, CLAS CROK, CLANK!
Era un combate de dos fieros contrincantes en el campo del honor.
El inusual ruido llamó la atención de los estudiosos y lectores que momentos antes se hallaban absortos en sus trabajos intelectuales. Unos tras otros se dispusieron a contemplar aquel espectáculo.
-Será una forma novedosa de promocionar algún libro –comentó un joven con el libro que estaba leyendo momentos antes en sus manos.
-Parece que van en serio…-comentó un caballero de canoso y de rostro serio.
Ante el creciente aforo de espectadores, un dinosaurio rex y un caballero, vestido a la antigua usanza,  montado en su caballo, luchaban con todas sus fuerzas. Saltos y mandobles, zarpazos y fintas se entrelazaban entre libros desplazados de su lugar, hojas destripadas, incunables volando por los aires, chispazos saltando del choque de la espada y la estructura metálica de los estantes.
La boca de la fiera antediluviana se tragó el caballo mientras el caballero que, justo saltaba a tiempo para no correr la misma suerte y, como un  resorte, brincaba a la grupa de la fiera.
Su espada atravesó la escamada grupa del dinosaurio, que soltó la presa.
Un flas, un fogonazo, que dejó a todos los espectadores obnubilados, puso las cosas en su lugar.
Los protagonista de la pelea volvieron a sus libros y el desorden y estropicio provocado por ellos se convirtió en el orden habitual previo al espectáculo.
D. Quijote de la Mancha descansaba feliz tras “desfacer” un entuerto más.

Todo el mundo se hallaba en su sitio de lectura como si no hubiera ocurrido nada…