lunes, 15 de febrero de 2010

VA DE PASOTAS


LA VIDA SOBRE RUEDAS... Jesús Masana Monistirol
Que se vive sólo para "ir tirando", y no precisamente
en el sentido de dejar la vida en cada cosa que hacemos, sino al
contrario, no dejándonos "pisar" por nadie, escatimándola, es
algo que salta a la vista; al mismo tiempo, y por ello mismo,
somos portadores de no-vida, de muerte. Eso, a todos los
niveles; andando y estando parado, a pie y en coche, despierto y
dormido, trabajando y descansando... ¿Por qué pasamos con el semáforo rutilantemente rojo? ¿Por qué matamos? ¿Por qué nos destruimos?
Lo que uno hace y lo que debiera hacer, cualquier acción
vital, tiene repercusiones para sí y para cuanto y cuantos nos
rodean, en círculos concéntricos cada vez con mayor diámetro,
hasta la orilla del gran lago de la convivencia. Vamos caminando
hacia un mundo desnaturalizado, formado por islas humanas en un
océano lleno de monstruos, sin modelos válidos que imitar,
olvidando las raíces y la vida misma.
Ahí está, por ejemplo, lo del ecologismo, que parece
inventado hace cuatro días por unos chicos muy listos y
"concienciados" y resulta que ya estaba pregonado, a pequeña
escala, en un librito que se llamaba "Normas de buena conducta y
educación", o algo así; lo que pasa es que ese libro y otros ya
no se llevan hace tiempo, han quedado anticuados, y ningún otro,
de contenido similar, ha llenado su vacío. Lo que pasa realmente
es que se ha perdido el espíritu que inspiró este empolvado texto
que generó una cultura con, al menos, barruntos de buenas
maneras, sinceridad, educación, civismo y sinceridad, y hemos
caído en otra no-cultura de chanchullos, groserías ciudadanas,
escuchas telefónicas, escándalos nacionales, droga, prostitución,
"trepa" y politiqueo, impotente para cumplir lo que ha
prometido, capaz de decir lo que no se cumple, de insultar para
sobresalir y de matar para sobrevivir, que ha substituido a la
primera. ¿Cómo se para todo eso?
Los problemas sociales se intentan
atajar, claro, pero se nota una cierta desorientación; la
solución no se ve clara y se dan palos de ciego; lo estamos
viendo, también con represión, con el ordeno y mando, con otra
violencia, con miedos, con imposiciones, con más normas.
Verbigracia, esa campaña, seguramente respaldada y aleccionada,
por eminentes sicólogos & sociólogos, que muestra el dolor y la
sangre como corrector potencial de actitudes operativas al frente
del volante de un coche, que son sin duda intentos loables de
erradicar tantos accidentes como hay en nuestras carreteras,
pero, qué pobreza de inspiración aparece en ella, recurrente del
sentimiento para mover las manos y los pies del conductor, que no
el corazón ni su profunda actitud (que es lo que, en el fondo,
quisieran los organizadores), mas eso no se mueve sin el expreso
consentimiento del poseedor de la libertad, el cual, muchas
veces, ni aun queriendo hacer lo correcto, puede...
Estamos en una sociedad compleja y son necesarias normas de
convivencia concretas y variadas, pero, sobre todo, hace falta
algo que ya es muy difícil de hallar en la filosofía de esta
seudo-cultura, aunque todavía es posible hallar. En algún rincón
de este planeta, tan vacilante, existe la solución; ese espacio
D[1]no hace falta ir a buscarlo muy lejos de uno mismo, porque
también, en algún apartado rincón del corazón, de la mente o de
las neuronas, existe el resorte para colocar al otro por delante
de uno mismo; es posible intentar la experiencia de no ser
siempre el primero, de respetar al otro y lo del otro, que es lo
de todos; sólo hace falta una cosa: cerrar el oído a estos
anuncios, soflamas, etiquetas de los que ya estamos comenzando a
estar hartos y abrirlos a otro anuncio que, tal vez, ha resonado
ya en nuestro interior y al que todavía no le hemos hecho caso.
No hará falta pergeñar tantas leyes, dictar tantas normas,
inventarse tantos eslóganes, mostrar tanta sangre; porque la que
corra por nuestras venas estar regulada, liberada por otra ley
que coloca al prójimo dentro del propio corazón.
-¡Estados, organismos estatales, potenciad eso más que las imposiciones,
mirad el interior más que lo de fuera; lo que es espíritu y
fuerza generadora de actitudes, más que la norma fría o el
sentimentalismo inoperante y deseducador; no juguéis con el
sufrimiento, porque lo que hacéis realmente es, tal vez,
enconarlo más, colocando al que sufre frente a la propia
impotencia sin proporcionarle fuerza para evitarlo; no aportáis
soluciones ni decís cómo se pueden encontrar!
(Escrito hace más de quince años -siglo pasado- y sostenible aun hoy, 2010-02-15)

No hay comentarios:

Publicar un comentario