EL APOCALIPSIS Y
OTROS ENIGMAS del CODIGO DA VINCI.
JESÚS MASANA
(Escrito a raíz de la lectura del libro de Dan Brown) 19-06-06.
La sola lectura del
libro del Apocalipsis,
conduce al perturbador mundo de lo escondido y mistérico;
cualquiera, en su sano juicio, debe reconocerse ignorante ante el
conocimiento críptico del pasado. Esta situación personal no es
sólo mía sino que la han experimentado antes otras personas que se
han cuestionado cosas tan importantes como: -¿De
dónde venimos y cuál es nuestra finalidad existencial? Esta sola
pregunta, realizada desde la sinceridad, puede ser el comienzo de un
camino iniciático que proporcionará la clave para asomarse a la
puerta de lo desconocido y a través de ésta será posible comenzar
a entender algo sobre el devenir de las horas y las edades... Esta
sabiduría está intrínsecamente unida a la experiencia, que no se
apoya en la falacia de profetas, cuyos cimientos están ahítos de
mentira, hija legítima del dios Mamona,
sino en la Verdad.
La
veracidad y autoridad doctrinal del mencionado libro sagrado no
deberían ya ponerse en tela de juicio, sin que uno quiera ser de ser
tildado de ignorante y pretencioso. Pero en la época actual, las
medias verdades, lo que parece y puede ser, cuanto satisface las
apetencias hedonistas y pragmáticas de esta sociedad, es la salsa
que condimenta el universo de las comunicaciones, en esta cultura
global, donde todo quisqui
sienta cátedra ante lo humano y lo divino; aunque esto último ha
quedado relegado al anatema, desde la doctrina laicista que lo
anima...
El
Anticristo,
ese personaje-símbolo que lucha contra El
Cordero Degollado apocalíptico, es
quien impera en el mundo, rendido a lo que le configura y le hace una
sola cosa con su materialismo inmanente y beligerante. Es la lucha
ancestral entre lo justo y lo injusto, la verdad y la mentira, el
Bien y el
Mal.
Toda
esta larga introducción, sólo para
continuar diciendo que hace más de un año leí el libro que ha
inspirado la película del mismo nombre: “El código Da Vinci”
(CDB) de Dan Brown (D.B.). Reconozco que captó mi atención, en
primer lugar su título, por referencia directa a mi labor de
artista e investigador; a continuación, el ritmo literario de la
acción; pero quedé atónito ante los evidentes fallos históricos,
suposiciones tendenciosas, referencias erróneas y evidente contenido
anticristiano. D .B. entraba impunemente en el jardín de la Historia
y arrancaba y plantaba en él hierbas, arbustos y árboles, colocaba
animales y creaba seres humanos, ordenándolo todo a su antojo, como
un mal imitador del jardinero cósmico...
Es
patente el dogmatismo con el que el autor
emite juicios, establece verdades y sataniza fundamentos y vivencias
ancestrales, apoya sus suposiciones y la información de que dispone,
manifiesta la impunidad manipuladora de su mente.
No
he visto la película (ni pienso verla),
pues la sola lectura del libro que la inspira, me ha bastado para
hacerme una idea de sus aviesas intenciones y enjuiciar la obra que
nos ocupa.
Descubrí,
entre líneas, un enigma premonitorio: el
espíritu que ha informado el “Código Da Vinci” (CDV) pulula en
el hermético libro sagrado del Apocalipsis. El autor de éste ya
había previsto la existencia de los Dan Bowns y sus “códigos”...
El complejo dossier de visiones que es el Apocalipsis no puede
comprenderse sin otro, que lo precede literariamente, escrito
por los Cuatro Vivientes, aquellos que se hallan permanentemente en
la presencia del Cordero simbólico y que identifican con el Cristo
que esperaban las naciones al Mesías que iba a dar cumplimiento a
todas las profecías que a él se referían en “los últimos
tiempos” y cuyo significado está blindado a los “duros de
corazón” a los falsos profetas, contra los que arremeten
llamándolos “perros” y “cerdos” (sic) y a quienes no es
aconsejable regalar con las perlas de la Palabra, “no sea que
pisoteen las perlas y se vuelvan y os despedacen”...
Me
asalta la duda, por lo sutil que es la mente del malvado, siendo
posible que mi hipótesis anterior sea errónea –lo que sería más
terrible y “apocalíptico”... -¿Y si D.B. ha optado
conscientemente por encarnar ese papel
diabólico en el que el libro identifica a la Bestia de los siete
cuernos?
S.
Juan, tradicionalmente admitido como autor del último escrito
revelado, avisa a quienes quieran hurgar maliciosamente entre las
líneas de su libro, que siete sellos custodian su integridad y su
significado real: Nadie podrá abrirlo a no ser el Cordero
Degollado...
Se cumple,
en este aprendiz de historiador novelesco que es D.B., lo que
vaticinan los libros sacros: ha introducido su llave y el libro
permanece cerrado; de aquéllos entresaca sólo la hojarasca y deja
la esencia, que son los frutos de la Revelación: Dios se hace
presente por medio de su propio Hijo en medio de la humanidad, que se
halla en poder de la Gran Serpiente, el llamado Satanás, el
Luciferario, apoyado éste por una multitud de secuaces, entre los
que estaba ya prefigurado ese escribidor de fábulas, hace 2000 años,
antes que su ordenador comenzara a escupir los capítulos que hoy
configuran el CDV...
D.B.
quiere convertir la fe cristiana en un sucedáneo de religión
mistérica -en el sentido más espúreo de la palabra-, en la que
caben todas las aberraciones, tergiversaciones, invenciones de una
mente terrena ignorante de trascendencias y de valores apocalípticos.
Los “últimos tiempos” están ya aquí y todos somos
protagonistas de su acontecer...
Las creencias
católicas se han ido forjando a través del tiempo por
medio de la vivencia de su doctrina catequética, fundada en la
Tradición y la Palabra y éstas, en una persona que argumentó su
predicación con hechos palpables -la Escritura los llama milagros-
con la donación de su vida –murió por lo que predicó- y Dios
rubricó su trayectoria resucitándole de entre los muertos (claro
que eso de “resucitar” lo explicaría D.B. diciendo que “los
discípulos se llevaron su cuerpo”)...
Con su CDV llama,
mentiroso, a quien predicó el amor al enemigo y la fraternidad
universal, a quien soportó la ignominia de la traición y la muerte
a manos de gente perversa, perdonando y derramando por todos hasta la
última gota de su sangre, a quien “en su boca no encontraron
engaño”; a éste es a quien D. B., atado a la cuerda de los
perseguidores de la verdad, los mismos que le condujeron a la muerte
a Cristo, quiere volver a crucificar, entre las falacias de sus miles
de libros y películas que propalan esa cultura rastrera que satura
ya los poros de una sociedad esencialmente ignorante y también a
quienes se atrevan a oponerse a su superficialidad y no ostenten en
su frente la señal de Bestia...
Ignora D.B que
este mismo Cristo, a quien persigue y denigra en la persona de sus
fieles y de su iglesia, es el mismo que un día derribó a Saulo de
Tarsis del caballo de su prepotencia dogmática y que le hará caer
también a él y a quienes están uncidos al carro de la mentira y en
el suelo de la verdad les mostrará una segunda oportunidad para
alcanzar la verdad y la vida. Lo que suceda luego tienes dos caminos
o la conversión o el ser echados en el
mismo lugar que el Anticristo.
La Bestia dominará
por un tiempo, pero será arrojada al lago
de FUEGO y AZUFRE...
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