

Un lugar ancestral.
El lago, de origen glaciar, lo confirma.
El paso de las legiones romanas, también.
Las huellas del románico y la cultura de los monasterios, están ahí, para atestiguar sus raíces profundas, hundidas en la tierra montañosa y acogedora, en el color cambiante de sus bosques, en la fuerza de sus gentes, que han asimilado lo mejor de cada etapa de su historia.
La vida y la muerte, han diseñado este paraje. Las tradiciones entroncan con los sentimientos y las creencias más profundas...
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