Hoy se brega con la LOMCE; nosotros lo hicimos con la ESO.
Me refiero a profesores, alumnos, padres y demás, siempre con el lastres de los políticos de turno que no admiten las "injerencias" de quienes están realmente en la brecha, pergeñándose sistemas de enseñanza que no convencen a nadie y que desvanecen los contenidos básicos de la educación y la enseñanza.
Hace ya unos cuantos años publiqué este artículo que hoy aporto a la revista que nació cuando estábamos entre los muros del Claudio en lides educativas.
Jueves, 23 de mayo de 1996 La Opinión, el Correo de Zamora
Carta de color de la ESO JESÚS MASANA MONISTIROL
En algunos institutos de enseñanza secundaria se nos coló de imprevisto la Reforma el curso pasado
con un flamante "Tercero de Educación Secundaria Obligatoria" (ESO).
Comenzóse a trabajar con la evidencia de nadar en un proceloso mar lleno de escollos estructurales, mezclados con algún que otro bote salvavidas hecho de elementos educativos positivos. Los "navegantes" nos vimos impelidos a realizar cursillos de preparación, seminarios permanentes y continuas puestas al día a lo largo y ancho del curso, comenzado éste con un nuevo estilo pedagógico-docente, la improvisación y la imposición...
Pronto nos percatamos de algo ya barruntado; los alumnos eran como en años anteriores; no es que fueran extraterrestres... Se trataba de un colectivo bastante homogéneo, muy cercano a un mismo color, el de los suspensos (los alumnos que habían repetido alguno de los años precedentes alcanzaba los tres cuartos del total a aspirantes a iniciar tercer curso de la ESO), con un 47% largo repitiendo el propio curso de tercero o su homólogo, primero de BUP. Se presentaba un amargo curso con una labor imposible: fabricar una carta de color sin los elementos básicos para ello.
. ¿Qué había ocurrido para que se nos proporcionara una materia prima monocroma para componer una carta de color normal, como sucedía en cursos anteriores? Sencilla y llanamente, que los sufridos padres optaron por llevar a sus vastagos a instituciones docentes que seguirían impartiendo el BUP en el curso 94-95.
¿No se habrá producido una injusta discriminación -inconstitucional- permitiendo una Reforma que permite tal distribución de colores, un "amontonamiento" inusitado de "repetidores" en un curso tan especial? Doctores tiene... la Reforma. La solución a éste -no único problema planteado por la Reforma- hubiera sidola entrada total de ésta en todos los centros.
Habrá que hacer el seguimiento en este segundo curso, en el que ya somos más los "reformados". Otros aspectos negativos no van a quedar solucionados ni en éste ni en ningún curso venidero por el mero hecho de estar montados todos en el mismo barco.
Lo que se aprecia, "bote pronto", es que en otros institutos en los que aún se imparte el BUP, los resultados académicos positivos de primero (curso correspondiente a 3° de ESO), han ascendido considerablemente respecto a otros años, al recalar en ellos quienes "huían" de la Reforma.
Con estos 'Voluntarios" de la ESO he/hemos trabajado durante el curso 1994-95. ¿Mejor? ¿Peor? Dejamos para la tertulia o para la Jnspección.contestar a-estas,preguntas. A fin de cuentas el tiempo dirá la verdad o tal vez ya la está pregonando ahora mismo.
He/hemos diseñado durante este curso una carta de color que nos ha salido, un "pastel"... En ella predominan los grises-anaranjados y las negruras délos "suspensos".
Los resultados de las evaluaciones finales arrojaron porcentajes cercanos al cincuenta por ciento de alumnos que "no promocionaron" y que debieron repetir curso, el presente. Si dichos alumnos hubieran cursado primero de BUP, les hubiese quedado la "oportunidad" de los exámenes de Septiembre, que palia el amargo sabor de los tres suspensos que predestinan a la repetición de curso. ¿Era esto lo que se pretendía realmente al implantar la Reforma, so capa de alargar la escolarización hasta los dieciséis años? ¿No se decía más bien que con la ESO se limitaría el fracaso escolar, evidente en la cantidad de suspensos del BUP? Los suspensos -esas mezclas imprecisas de color calabaza- en estos primeros pasos de la Reforma, no han descendido, ¡han aumentado!
Hay que recordar que quienes repitan tercero de la ESO no pueden ya volver a repetir curso alguno, ya que no se permite tal dispendio temporal ¡sólo una repetición por temporada-ciclo! Hay que romper la carta de color y volver a hacer otra.
A algún que otro padre y alumno le ha sorprendido esta "muerte súbita" del suspenso-repetición, porque estaban en que en la Reforma no se repetía, que todo el mundo pasaba curso...
La carta de color del próximo curso, que es éste, está ya servida en cuanto a grises se refiere, pero, teniendo en cuenta la experiencia del año pasado, cada vez más a menudo van a dejar de aparecer los colores primarios y secundarios y nos veremos metidos en la mediocridad, en la imprecisión del matiz, en el ir tirando.
La impresión general de lo ya pintado es de frialdad, tristeza, apatía, desencanto y una cierta vergüenza de ver que los que "han pagado el pato" de un intento por pintar un bello cuadro, limitado por la "enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años", son los padres y los alumnos. Suena a chapuza artística de aficionado o a demagogia de gobernantes mal informados.
Los augurios dirigidos a las altas esferas -y no escuchados por éstas- ya antes de la implantación de la Reforma, se cumplen: los enseñantes estamos siendo utilizados, de hecho, como mezcladores de pigmentos que no han alcanzado una previa y adecuada aglutinación; estamos perdiendo hasta nuestra propia identidad para ser ahora guardianes-criba, parapeto frente al Bachillerato y la Universidad, hacia donde se decantarán sólo los mejores ingredientes colorantes para la factura de otro cuadro que siempre será incompleto porque le faltará cierto encanto estructural y cromático perdido a lo largo de la ESO.
Políticos, padres, alumnos y enseñantes debemos reinventar la Reforma, "sacarle" lo bueno -que sin duda tiene, un tanto escondido- y ser ante todo buenos "pintores", profesionales.
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