jueves, 26 de noviembre de 2009

VIEJO PROFESOR, JUBILATA

VIEJO PROFESOR JESUS MASANA MONISTIROL
Miembro de la Plataforma
Zamora Educa en Libertad-27punto3.
Cuarenta años es toda una vida.
Cuatro décadas es el tiempo que he dedicado a la enseñanza.
La enseñanza, entendida como instrucción y como educación; he intentado caminar siempre por estos derroteros, como con dos muletas. Para hacerme digno de las prerrogativas de profesor tuve que pasar por el camino del aprendizaje y de la disciplina, entendida ésta como pauta de conducta basada en el respeto y en la libertad ejercida en los límites impuestos en cada momento y en las situaciones cambiantes.
No de repente, poco a poco, he ido percibiendo un cambio sutil en la pedagogía marcada por los estamentos oficiales. A la par, he sido testigo de un creciente deterioro en el campo de la formación humana, inherente al sistema didáctico y a los contenidos o materias que conforman el itinerario docente.
La implantación de la LOE (Ley Orgánica de Enseñanza) es la guinda de un pastel, que más parece un pastiche.
La falta de estímulos, basados en la autoestima y ésta en el esfuerzo personal y el espíritu de superación, la eliminación de metas más allá de lo puramente material, un paternalismo destructivo que ha abocado al profesorado a zonas de puro funcionariado, sin ilusiones, marginado en muchos aspectos, principalmente en su exclusión a la hora de diseñar modos, medios y métodos didácticos, hace que hoy estemos en una encrucijada histórica que me impele a gritar ¡basta!
Porque nos hemos convertidos en esclavos de un sistema autoritario en el que la libertad está en juego.
En los libros de la LOE, principalmente en los de la asignatura Educación para la Ciudadanía, se define este término relacionado con permitido o prohibido por la ley, cuando, desde siempre, la libertad es la posibilidad de elegir lo bueno o lo malo, pero si la deliberación es errónea su abuso puede destruir la misma libertad.
Cuando la verdad tiene que ser creada por ley, se le ha vaciado de contenido, porque la ley puede variar tantas veces cuantos regímenes políticos existan.
Para la EpC no existe verdad moral ni objetiva, todas las posturas vitales son tolerables y dignas de ser promovidas; no se tiene en cuenta que cuando lo tolerable choca frontalmente con los derechos fundamentales y el bien común, se llega la mentira, ha desaparecido la verdad.
La verdad es objetiva y se alcanzada a través de la razón.
Antes, tenía sentido hablar de la recta razón, de sentido común, de conciencia, de la verdad; ahora quien afirma esto es rancio y arcaico.
Por eso afirmo otra vez que nos quieren hacer esclavos, porque la verdad ha desaparecido oficialmente; se cumple aquello que dice un libro –políticamente incorrecto-, “LA VERDAD OS HARÁ LIBRES”.
Los primeros en sufrir estos estragos no ya subliminales sino incuestionables, son nuestros hijos; ellos son adoctrinados oficialmente por este nuevo concepto de persona nihilista, que no cree más que en que dictan las leyes, sin análisis, sin miedo a equivocarse, porque su conciencia personal la ha absorbido el Estado, que potencia los estadios que halagan, deleitan, satisfacen.
A los profesores se nos obliga, por ley, a ser portadores de una doctrina abominable desde sus raíces. A los padres se les coarta a dejar en manos del Estado la educación moral de sus hijos: ¡Intolerable!
Esa falaz asignatura llena de dogmatismo que es la EpC está diseñada para crear una nueva sociedad, permisiva, hedonista y materialista hasta los tuétanos; tan es así que a los nuevos ciudadanos de este reino totalitario no se les concede tal carácter hasta que aparecen en este mundo y aspiran el primer hálito, primando los “derechos” de la madre, a la que otorgan prebendas para interrumpir el embarazo (aborto), eliminando de su conciencia toda responsabilidad personal, inventando para ello terminologías “científicas” como el pre-embrión, justificando la carencia de protección jurídica, a la que aquel “proyecto” de persona accede sólo en el instante del alumbramiento.
¡Padres, profesores, abramos los ojos y trabajemos porque esto no siga!
¡Jóvenes, os están/estamos engañando!
¿No objetasteis cuando de hacer la mili se trató?
Lo de la Asignatura de la Ciudadanía es un torpedo en la línea de flotación de vuestra vida.
Si no lucháis ahora, también vosotros, mañana os despreciaréis a vosotros mismos y maldeciréis a quienes os teníamos que haber enseñado y, sobre todo, educado en valores permanentes, que no trasnochados; porque la VERDAD, existe.
¡Mayores cosas veredes, viejo profesor!
Mi conciencia y el sentido común, han sido los referentes que me han conducido a través de estos cuarenta años y me impelen ahora, más que nunca, a reforzar los principios que han estructurado mi docencia: la vida, la libertad y la verdad.

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