jueves, 8 de julio de 2010

SENTENCIAS

"CUANDO PASA LA TORMENTA, YA NO EXISTE EL MALO, MAS EL JUSTO TIENE BASE ETERNA" (Proverbios 10, 25).
La situación de España es ciertamente desesperada, no tanto por la crisis económica, sino por la crisis moral en la se debate, gracias a la insensatez de tantos, tal vez de todos los que habitamos esta nación.
Los pilares en los que se apoyaban los criterios de quienes tenían una conciencia basada en los principios fundamentales de la ley natural, se tambalean o caen abatidos por la fuerza de la falacia hedonista de la comodidad y el bienestar que se busca en el dinero y el placer egoísta.
La tormenta que azota nuestro país arrastra en sus remolinos huracanados las reliquias de la amabilidad, el compañerismo, la superación, el respeto a la vida y la paz basada en el perdón. renacen los odios, porque se remueven las cenizas de antiguas rencillas y cruentas luchas fratricidas. Al respeto a la autoridad constituida le sucede la arbitrariedad normalizada; a la justicia la sordidez de la conveniencia política; al esfuerzo y el servicio, la vagancia y la mediocridad. El mal ha timado cuerpo en tantos espíritus que no tienen otra norma vital que la falacia de la propaganda institucionalizada desde las altas jerarquías.
La esperanza de un modo de convivencia más pacífica se debilita al ritmo de los acontecimientos diarios, impregnados en el caldo de lo insupstrancial.
Aquí y allí surgen voces y formas de vivir que denuncian la autodestrución que rezuman las leyes abortistas y las normas eugenésicas emanadas de los gobernantes que han alimentado la tormenta de la muerte.
Busquemos en esta marabunta, al justo que se mantiene firme en la verdad, que no claudica a la necedad de esta pobre generación de ciegos, que nos llevan al abismo.
Ansiemos la paz, luchemos por ella, que vendrá después de la tormenta.

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