domingo, 6 de noviembre de 2011

La Fuliola 10





Mural y detalle de S. Pedro

Un cuadro al óleo sobre madera fue el boceto para esta primera e ilusionada obra. El artista puso en ella todo su saber e inspiración basándose en la típica composición icónica de la tradición: los doce Apóstoles alrededor de Jesús.

Lo original se desparramó por el muro yendo, desde una fidelidad casi retratista del primer apóstol (Pedro-el propio artista) en un extremo de la mesa, soportando toda su longitud y el peso de los demás personajes, hasta la casi abstracción de los dos últimos discípulos, más que estirados, volando sobre la mesa eucarística, desde el techo de la capilla... Aquí se han pintado doce apóstoles, lo que supone la inclusión de Judas, colocado inmediatamente tras de Cristo. Las manos de los discípulos se tienden hacia el centro de la mesa larga y curva donde se halla Jesús, rompiendo un trozo de pan frente a otro entero y con el cáliz "lleno del fruto de la vid".
No me hallaba todavía inmerso en el mundo del románico y las figuras que en este mural aparecen están dentro de una espiritualidad artística expresiva emanada más de la mente el propio autor y su manera de ver el tema que de una "forma" de concebir el ambiente a lo románico.
Dice el historiador Santiago Sebastián que "el mundo parece a los hombres de la Edad Media como un libro de doble sentido, que la Biblia permite descifrar".1
1.-Cf., Sebastián, S, "Mensaje del Arte Medieval", p. 104.

Gérard de Champeaux y Dom Sébastien hacen una distinción entre Cristo, cronocrator, ordenador del tiempo, y Cristo cosmocrator, ordenador del cosmos. Los números relacionados con el tiempo: 6, la creación; 12 horas del día, apóstoles; 24 horas del día y de la noche, ancianos; 30, días del mes; 52, semanas; 365, días del año. El cuatro y el 24 son los dos ritmos fundamentales de la naturaleza: el cuaternario de las estaciones y la división del período diario en 24 horas. Los cuatro evangelios. Los cuatro ríos del Edén. Los ciento cuarenta y cuatro mil elegidos 144.000 = (12x12x1000). La concepción teocrática de la Edad Media favoreció la transferencia al orden religioso de los símbolos y del protocolo tradicional hasta entonces reservado únicamente al soberano temporal.2
La tradición, el lazo icónico con la cultura religiosa previa, está reflejada en ciertos movimientos de los personajes y sus manos más que en la expresión de las caras y del conjunto, que ha querido "llenar" una pared para convertirla en mesa de la Ultima Cena que y no tanto en Cena Pascual. Esto lo veo ahora, con un tiempo de maduración en la fe, que incide directamente en el hecho artístico religioso, siendo sincero igualmente tanto cuando pinté este mural que cuando realicé el último en el año 1991, aunque desde dos puntos de partida distintos. Las primeras pinturas, por tanto, se pueden catalogar acertadamente como "pinturas en la iglesia" y las últimas "pinturas religiosas".
2Cf. Champeaux & Sébastien, "Introducción a los símbolos", p., 483, 508 y 524.

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