lunes, 15 de octubre de 2012

La enseñanza a debate

A raíz de la rabiosa actualidad de la situación de la enseñanza. Cosa que ya viene de muy antiguo...http://www.laopiniondezamora.es/secciones/cartaLector.jsp?pNumEjemplar=2008121900&pIdCarta=1221

Las trincheras
Desde las trincheras de la enseñanza, en los estrechos pasillos que forman las mesas donde los hijos de esta generación están aprendiendo a gestionar su futuro, estoy reflexionando sobre lo que nos/les espera... 
En la clase anterior, otro docente se ha sentado en la silla o ha paseado sobre las mismas baldosas donde yo estoy parado ahora; después, vendrá otro y así día tras día, con sus correspondientes intervalos de recreos, fiestas, fines de semanas, vacaciones... 
Lo aparentemente monótono se va llenando de variantes, según sea el/la profesor/a, el centro, los alumnos y la asignatura; sobre todo, la asignatura. 
¿Serán capaces estos chicos y chicas de suplir, con su sinéresis  lo que no se les enseña y trascender las incongruencias que se nos cuelan en la praxis diaria de la docencia, fundamentada ésta en programas conductistas, desintegradores y contradictorios? 
La contradicción, la antinomia, la sinrazón, la ambigüedad, la simpleza, la esquizofrenia, son subtítulos de otras tantas palabrejas que acompañan las razones aducidas para poner, quitar, valorar, sobrevalorar, esquilmar asignaturas, temas y conceptos en una ley de la enseñanza que se nos ha venido encima gracias a una mayoría ridícula de políticos... ¡Claro, la enseñanza ya no es una herramienta de formación integral de la persona, sino que es un arma de primer calibre para perpetuarse en el poder! ¡Y nació la LOE! 
A la LOCE, que era otra ley con un poco más de sentido digamos, humanista, se la ha caído la C, que significaba Calidad. Estamos ante una ley sin calidad, que suena poco menos que a eso de: ¡LOÉ, LOÉ, LOÉ!, con la música   pegadiza de los campos de fútbol... 
Evaluación; he aquí una de esas palabras que se nos presenta en el "currículo". Pero debería decir Contradicción. El concepto de justicia y ecuanimidad debería estar intrínsecamente unido al de evaluar, pero resulta que existen distintos raseros entre unas materias y otras... Lo que supone un ataque frontal en la línea de flotación del buque (¿patera?) de la enseñanza. 
Lo justo, lo razonable, lo equitativo es que el marco donde se mueven y distribuyen las materias que configuran el tema del cuadro docente, tengan idéntico tratamiento evaluador; dejar a alguna asignatura sin este requisito y mantenerla en la lista con sus restantes hermanas de itinerario, es para quedarse con los ojos chiribitas. 
Pero la cosa es más grave, ya que sin decirlo claramente e intentando colar la situación anómala, se está pregonando que da lo mismo blanco que negro, evaluar que no evaluar, que lo evaluado cuente o no a la hora del cómputo del conocimiento adquirido por cada alumno: Se nos está colando la didáctica de una asignatura transversal que no aparece en la lista de la LOE, que es: El Relativismo-convencional. 
¿Qué ha ocurrido en el cerebelo de los políticos? ¿Qué acceso de adrenalina excluyente, impregnada de cobardía revanchista, les ha impelido a llevar adelante una ley que soslaya y que no tiene en cuenta la asignatura de "Religión" (en este punto la palabra religión ya les suena a algunos a vieja sacristía...), que apareciendo en el "lote" de las asignaturas de la enseñanza obligatoria, no tiene el mismo tratamiento académico que sus hermanas. Estas son evaluables y computables; aquélla, sólo es cursable... 
Es mendaz afirmar el confesionalismo proselitista de la asignatura en cuestión; es más bien una realidad innegable que nuestras raíces, las de los pueblos de occidente y de allende los mares, bebieron siempre en la cultura que se transmite en el programa de "Religión", como materia de enseñanza escolar. 
Paseando por mis trincheras, que son los pasillos del aula, entre las mesas y sillas donde los alumnos se están examinando de "algo", atentos a los enunciados de los temas, entre sudores y afortunados recuerdos que solucionan su situación discente, pienso en el drama que representamos todos, renegando de nuestro pasado, cegando las fuentes que nos han saciado la sed del saber, abocados a cortar raíces, ramas, hojas y frutos; sólo un tronco seco es en lo que se nos está quedando el prometedor árbol de la educación. 
Queda la posibilidad de plantar otros, claro. ¡Ahí está: La educación para la ciudadanía! Otro debería ser el título de esta asignatura: Adoctrinamiento radical. 
¿Qué temario incluirá un libro elaborado por la mitad de los políticos? La verdad, la razón y la sabiduría se han vestido de rojo de vergüenza. 
Otro retoño acompañará el plantel educacional: Ética Cívica, con temas de rabiosa actualidad: la clonación, las células madre, la eutanasia, la fecundación in vitro... Bueno, estos temas más bien los he tomado de prestado del temario de biología, pero aquí se van a esclarecer los aspectos éticos; ¿qué ética? -La de la mitad de los políticos, claro... Vamos también a ser sinceros y por quienes debieran habérselo impuesto, le cambiamos el nombre por lo que va a ser en realidad: Estética-antihumanística. Porque el concepto Vida es lo que está en juego. La ideología que emana del documento "ético-cívico" va a ser asépticamente antihumano, por su relativismo inmanente y su falta de trascendencia. Se permite el asesinato de un ser humano en aras de su utilitarismo; se enmascara la compasión con la muerte "terapéutica" de la eutanasia activa, se mata directamente la vida de el estado embrionario de la persona. ¡Ah, pero se persigue y se estigmatiza el crimen organizado por las mafias y la violencia de género...! 
¿En qué quedamos, esquizoidantes políticos, ciegos a la esencia que os debería estructurar mediante la recta conciencia y la razón, contra quién o contra qué nos mandáis disparar desde las trincheras de la docencia? ¿Contra la ignorancia que atenaza nuestra juventud, ansiosa por descubrir el mundo, o contra esos mismos jóvenes a quienes decimos una cosa y enseñamos otra? Caminamos hacia el abismo y la autodestrucción más exquisita, la de la mente, la razón y el espíritu. 
LOE, Ley Obligatoria de Enseñanza=Ley Obsoleta Exterminadora. 
Eres catastrofista, peripatético profesor... -Pero es que me vienen a la mente los resultados de otra ley, surgida también de similares fuentes a la que hoy nos ocupa y que auguran unos resultados aún peores. Los de hoy están ahí: 30% en fracaso escolar. Sólo el 60% acaba los estudios universitarios, cuando en el resto de Europa es del 90%... 
¿Qué fue primero, el "botellón" o el fracaso escolar? ¿El fracaso lleva seguramente al efímero placer del "finde" botellonero? ¿La resaca de la forzada fiesta semanal no deja concentrarse para estudiar, para pensar...? El huevo o la gallina... Lo que es una triste realidad es que estamos engañando a toda una generación, una tras otra; tras el fracaso de LOGSE, se nos echa encima el de la LOE y éste, hasta lo más profundo de las trincheras de la enseñanza, en las entretelas de la conciencia y de la voluntad, allí donde se halla el fundamento de la libertad de cada ser humano... 
En su nombre, en su defensa, pregunto, les pregunto a mis alumnos: ¿Sabéis para qué estáis estudiando? ¿Os habéis enterado que estáis trabajando-estudiando para vosotros? ¿Para qué y por qué vivís?... ¿Os sentís importantes, queridos, felices?... 
Porque si en el aula no podemos, no sabemos transmitir (y los cauces por los que transcurre la LOE no lo propician), conceptos trascendentes como de dónde venimos, para qué existimos y cuál es nuestro destino definitivo, convertiremos estos momentos didácticos en una rutina, una sosería y una gran mentira salpicada de falaces conocimientos pseudo científicos válidos sólo para eternizar una enseñanza discapacitada y acéfala del sentido estético de la existencia. 
Desde las trincheras de la enseñanza, muchos docentes queremos conquistar la ciudad de la sabiduría, aquélla que se asienta en los sillares de la Verdad y no en los guijarros del espíritu mezquino que ha informado la LOE. 

Jesús Masana Monistirol 

(Zamora) 

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