LAS TRINCHERAS JESÚS MASANA MONISTIROL
(Publicado el 5 de junio de 2006 en La Opinión-El Correo de Zamora, de actualidad todavía)
Desde las
trincheras de la enseñanza, en los estrechos pasillos que forman las
mesas donde los hijos de esta generación están aprendiendo a
gestionar su futuro, estoy reflexionando sobre lo que nos/les
espera...
En la clase
anterior, otro docente se ha sentado en la
silla o ha paseado sobre las mismas baldosas donde yo estoy parado
ahora; después, vendrá otro y así día tras día, con sus
correspondientes intervalos de recreos, fiestas, fines de semanas,
vacaciones...
Lo aparentemente
monótono se va llenando de variantes, según sea el/la profesor/a,
el centro, los alumnos y la asignatura; sobre todo, la asignatura.
¿Serán capaces
estos chicos y chicas de suplir, con su sindéresis, lo que no se les
enseña y trascender las incongruencias que se nos cuelan en la
praxis diaria de la docencia, fundamentada
ésta en programas conductistas, desintegradores y contradictorios?
La contradicción,
la antinomia, la sinrazón, la ambigüedad, la simpleza, la
esquizofrenia, son subtítulos de otras tantas palabrejas que
acompañan las razones aducidas para poner, quitar, valorar,
sobrevalorar, esquilmar asignaturas, temas y conceptos en una ley de
la enseñanza que se nos ha venido encima gracias a una mayoría
ridícula de políticos... ¡Claro, la enseñanza ya no es una
herramienta de formación integral de la persona, sino que es un arma
de primer calibre para perpetuarse en el poder! ¡Y nació la LOE!
A
la LOCE, que era otra ley con un poco más de sentido digamos,
humanista, se la ha caído la C, que significaba CALIDAD. Estamos
ante una ley sin calidad, que suena poco menos que a eso de: ¡lOÉ,
lOÉ, lOÉ!, con la música lúdica y pegadiza de los campos de
fútbol...
EVALUACIÓN; he
aquí una de esas palabras que se nos presenta en el “currículo”.
Pero debería decir CONTRADICCIÓN. El concepto
de justicia y ecuanimidad debería estar intrínsecamente unido al de
evaluar, pero resulta que existen distintos raseros entre unas
materias y otras... Lo que supone un ataque frontal en la línea de
flotación del buque (¿patera?) de la enseñanza.
Lo justo, lo
razonable, lo equitativo es que el marco
donde se mueven y distribuyen las materias que configuran el tema del
cuadro docente, tengan idéntico tratamiento evaluador; dejar a
alguna asignatura sin este requisito y mantenerla en la lista con sus
restantes hermanas de itinerario, es para quedarse con los ojos
chiribitas.
Pero la cosa es más
grave, ya que sin decirlo claramente e intentando colar la situación
anómala, se está pregonando que da lo mismo blanco que negro,
evaluar que no evaluar, que lo evaluado cuente o no a la hora del
cómputo del conocimiento adquirido por cada alumno: Se nos está
colando la didáctica de una asignatura transversal
que no aparece en la lista de la LOE, que es: El
Relativismo convencional.
¿Qué ha ocurrido
en el cerebelo de los políticos? ¿Qué acceso de adrenalina
excluyente, impregnada de cobardía revanchista,
les ha impelido a llevar adelante una ley que soslaya y que no tiene
en cuenta la asignatura de “Religión” (en este punto la palabra
religión
ya les suena a algunos a vieja sacristía...), que apareciendo en el
“lote” de las asignaturas de la enseñanza obligatoria, no tiene
el mismo tratamiento académico que sus hermanas. Éstas son
evaluables y computables; aquélla, sólo es cursable...
Es mendaz afirmar
el confesionalismo proselitista de la asignatura en cuestión; es
más bien una realidad innegable que nuestras raíces, las de los
pueblos de occidente y de allende los mares, bebieron siempre en la
cultura que se transmite en el programa de “Religión”, como
materia de enseñanza escolar.
Paseando por mis
trincheras, que son los pasillos del aula, entre las mesas y sillas
donde los alumnos se están examinando de “algo”, atentos a los
enunciados de los temas, entre sudores y afortunados recuerdos que
solucionan su situación discente, pienso en el drama que
representamos todos, renegando de nuestro pasado, cegando las
fuentes que nos han saciado la sed del saber, abocados a cortar
raíces, ramas, hojas y frutos; sólo un tronco seco es en lo que se
nos está quedando el prometedor árbol de la educación.
Queda la
posibilidad de plantar otros, claro. ¡Ahí está: LA EDUCACIÓN PARA
LA CIUDADANÍA! Otro debería ser el título
de esta asignatura: ADOCTRINAMIENTO RADICAL.
¿Qué temario
incluirá un libro elaborado por la mitad de los políticos? La
verdad, la razón y la sabiduría se han vestido de rojo de
vergüenza.
Otro retoño
acompañará el plantel educacional: ETICA CIVICA, con temas de
rabiosa actualidad: la clonación, las células madre, la eutanasia,
la fecundación in Vitro... Bueno, estos temas más bien los tomado
de prestado del temario de biología, pero aquí se van a esclarecer
los aspectos éticos; ¿qué ética? –La de la mitad de los
políticos, claro... Vamos también a ser sinceros y por quienes
debieran habérselo impuesto, le cambiamos el nombre por lo que va a
ser en realidad: ESTÉTICA-ANTIHUMANÍSTICA. Porque el concepto VIDA
es lo que está en juego. La ideología que emana del documento
“ético-cívico” va a ser asépticamente antihumano, por su
relativismo inmanente y su falta de trascendencia. Se permite el
asesinato de un ser humano en aras de su utilitarismo; se enmascara
la compasión con la muerte “terapéutica” de la eutanasia
activa, se mata directamente la vida de el estado embrionario de la
persona. ¡Ah, pero se persigue y se estigmatiza el crimen organizado
por las mafias y la violencia de
género...!
¿En qué
quedamos, esquizoidantes
políticos, ciegos a la esencia que os debería estructurar mediante
la recta conciencia y la razón, contra quién o contra qué nos
mandáis disparar desde las trincheras de la docencia? ¿Contra la
ignorancia que atenaza nuestra juventud, ansiosa por descubrir el
mundo, o contra esos mismos jóvenes a quienes decimos una cosa y
enseñamos otra? Caminamos hacia el abismo y la autodestrucción más
exquisita, la de la mente, la razón y el espíritu.
LOE, Ley
Obligatoria
de Enseñanza=Ley
Obsoleta
Exterminadora.
Eres catastrofista,
peripatético profesor... -Pero es que me vienen a la mente los
resultados de otra ley, surgida también de similares fuentes a la
que hoy nos ocupa y que auguran unos resultados aún peores. Los de
hoy están ahí: 30% en fracaso escolar. Sólo el 60% acaba los
estudios universitarios, cuando en el resto de Europa es del 90%...
¿Qué fue primero,
el “botellón” o el fracaso escolar? ¿El fracaso lleva
seguramente al efímero placer del “finde” botellonero? ¿La
resaca de la forzada fiesta semanal no deja concentrarse para
estudiar, para pensar...? El huevo o la gallina... Lo que es una
triste realidad es que estamos engañando a toda una generación, una
tras otra; tras el fracaso de LOGSE, se nos echa encima el de la LOE
y éste, hasta lo más profundo de las trincheras de la enseñanza,
en las entretelas de la conciencia y de la voluntad, allí donde se
halla el fundamento de la libertad de cada ser humano...
En su nombre, en su
defensa, pregunto, les pregunto a mis
alumnos: ¿Sabéis para qué estáis estudiando? ¿Os habéis
enterado que estáis trabajando-estudiando para vosotros? ¿Para qué
y por qué vivís?... ¿Os sentís importantes, queridos, felices?...
Porque si en el
aula no podemos, no sabemos transmitir (y los cauces por los que
transcurre la LOE no lo propician), conceptos trascendentes como de
dónde venimos, para qué existimos y cual es nuestro destino
definitivo, convertiremos estos momentos didácticos en una rutina,
una sosería y un gran mentira salpicada
de falaces conocimientos pseudo científicos válidos sólo para
eternizar una enseñanza discapacitada y acéfala del sentido
estético de la existencia.
Desde las
trincheras de la enseñanza, muchos
docentes queremos conquistar la ciudad de la sabiduría, aquélla que
se asienta en los sillares de la VERDAD y no en los guijarros del
espíritu mezquino que ha informado la LOE.
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