Lunes, 4 de abril
de 1994
Temas de actualidad
Medidas para
mejorar la enseñanza
JESÚS MASANA MONISTIROL
Late en este documento (de la LOGSE) un espíritu ordenador, sistematizador, científico, en el sentido excluyeme de lo más humano y sentimental, es frío y
calculador, mostrando
miedo al fracaso que se intuye entre líneas. Promete premios al que obedezca,
porque ya no debe existir la obediencia absoluta... Potencia el advenimiento a los cargos directivos de quienes estén ciegamente de
acuerdo con las directrices
de las respectivas Direcciones Provinciales.
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La mayoría de los puntos, de los setenta y siete,
es decir, todos menos los que se refieren al
director y a ciertos aspectos de los
planes de inspección, ya se venían
cumpliendo o se podían haber llevado
a cabo por avispados, conscientes y
humanistas dirigentes educativos. Lo que nos lleva a la conclusión de que dicha reiteración de aspectos, puntos, comas, dimes y diretes,
son una excusa para "colar" los artículos
de Dirección y de la EVA
(Evaluación Externa).
De paso se percibe un espíritu
pedante y de autobombo
por lo listos que son quienes los han pergeñado para vender el producto LOGSE. Hay mucha paja y poco grano nuevo.
Porque la Reforma está por hacer, ya que lo más importante no hay
quien lo reforme, el
corazón, el ánimo vocacio-nal del trinomio educacional alumno-padres-profesor. Se puede retocar lo externo, lo periférico, pero el
espíritu, la esencia,
lo que mueve la máquina de la verdad educativa que es, a la postre, lo que mueve la sociedad actual, cuyos gerifaltes y representantes
democráticos están
mostrando éticas hinchadas de prepotentes desprecios a la persona, sin principios operantes hacia un cambio del cambio...
Las que sean realmente buenas,
en el sentido que pregona
el punto cinco, "con
los principios de tolerancia y respeto hacia los otros", ya se están cumpliendo en la medida de la
limitación personal y
material de cada individuo y centro. La potenciación, la multiplicación de esos impulsos
laborales, en el campo que nos ocupa,
vendrá dada por un mayor respeto a la persona, que nace, muchas veces, de la aceptación de la propia limitación, en este caso de la Administración , que opera en múltiples ocasiones de forma prepotente porque es una pieza en un engranaje
político en el que la persona
es anulada, y quien ejerce el mando no es un servidor sino un déspota en un
grado más o menos importante.
¿Qué tipo de tolerancia será la
que se nos imponga, de
hecho, en la nueva normativa si está en entredicho el concepto de autoridad, no tratado para nada entre los 77 puntos?
¿No se cae en una
contradicción inoperante y antieducativa, en una intolerancia flagrante al
"mezclar" alumnos de doce años con alumnos de dieciocho en un mismo centro?
¿Quién velará para que los profesores velen —si es que tienen que
velar—; quién velará para
que los profesores velen, guardianes de los valores, paladines de la
tolerancia? Tolerancia, ¿hasta qué límite, hasta qué derecho del otro? Lo que se está haciendo ahora es
muy difícil de cambiar... Se supone un espíritu educacional que ciertamente
existe, pero que a veces está
dormido, que cada día
está dormido y hay que despertar pero, ¿quién lo despertará a niveles totales? Las
77 medidas, no.
A vueltas con la posible reforma de Wert. Este artículo fue publicado en 1994 en La Opinión, El Correo de Zamora. El malestar docente era el pan de cada jornada.
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