viernes, 8 de febrero de 2013

URGE UNA LEY DE HUELGA


La huelga de los estudiantes, recién ocurrida en estas fechas, me
Ha recordado unas ideas pergeñadas hace más de veinte años, cuando
estaba al pie del cañón educativo.


                           Jesús Masana Monistirol. 

Por lo manido del asunto uno tiene la impresión que es
poco menos que predicar en el desierto mostrar la propia opinión
sobre el asunto, pero no deja de ser interesante
decir algo, aunque las ideas se repitan con relación a
pretéritos escritos. Mas la verdad, la parte de verdad
-si ésta es susceptible de fraccionamiento- que me toca vivir,
me hacen retomar el cálamo para estas lides más
generalizadas, cuales son escribir en unos papeles
públicos, que las cotidianas de humilde docente en un
instituto "de prestado".   "Motivos para hacer una huelga
(léase: no ejercer las labores docentes) los hay y
abundantísimos", se ha escuchado en la etapa previa a la
adhesión a aquélla, como si se quisiera buscar una
excusa. Porque las cosas se deben hacer
justificadamente...   El porqué de esta huelga hay que
buscarlo en ese "montón" de injusticias en las que los
profesores estamos inmersos, como son los "baremos",  los
sistemas de retribución,  el "favoritismo" que aflora en
determinadas normas, en la incapacidad de solucionar por
medio del diálogo tales cuestiones. ¿Son ineptos los
interlocutores o están incapacitados ya desde un
principio? Yo creo que es lo último. Gobierno y
sindicatos (éstos últimos suelen presentar la solución-huelga
para todo lo que no consiguen con la palabra) son tal
para cual y beben de las mismas fuentes. Los que están en
el Gobierno han hecho antes huelgas por los mismos
motivos por que las hacen ahora los que no lo están y que
van a estar en el Gobierno tal vez dentro de poco; los
primeros saben que propician huelgas actuando de una
determinada manera y no pueden dejar de actuar así;  los
segundos siguen el juego; éstos y aquéllos son los que
piden la huelga. Se trata sin duda de una incapacidad
visceral  de poder soslayar las huelgas. Pero ¡­qué
digo!.. Estoy considerando la huelga como algo malo,
espantoso, y tal vez es buena y muy conveniente para el
desarrollo del estamento educativo, es como el
"gusanillo" que lo desentumece, como un calambre en la
pierna que te avisa que tienes ese apéndice andante
dormido por estar en una mala postura...   Me quieren
acostumbrar a pensar que la huelga docente es algo
connatural con la propia esencia del maestro-profesor,
que es algo muy educativo y bueno. Yo me resisto una y
otra vez: Estar‚  también yo, incapacitado para asumir
tales razones evidentes...
 Mi indudable ignorancia en eso de las huelgas en las
que se mezclan los intereses-derechos de unos y los
derechos-derechos de otros, entre la prepotencia de unos
y la indefensión de otros, me hace inclinar por el
segundo aspecto sin que ello niegue que el mal existe en
la distribución de los cargos, de los destinos, de las
"condecoraciones". Opino, creo, que los alumnos son los
que sufren las  consecuencias negativas y por eso abogo
por la capacitación de los interlocutores que gestan la
huelga, por un cambio de mentalidad sin la que la huelga
del profesorado será  el pan de la cartilla (escolar), al
menos una vez al año... Tal vez la huelga no es tan buena
como aparece a la vista...(simple).

2 comentarios:

  1. La huelga podría hacerse un sábado, por ejemplo y dedicarse a estudiar cuando el sindicato de turno les convoca (en días laborables)

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