ESTEMUNDO
(Cuento)
Se creía mayor pero era pequeño, muy pequeño
De pronto, como una explosión, se encontró en un mundo que, a pesar de contemplarlo por
primera vez, se le hizo fastidioso,
Grande y muy malo...
Aquella primera impresión se fue confirmando poco a poco a medida que iba tratando con sus
habitantes.
Ellos, ellos habían sido los causantes de la catástrofe... Aquel mundo; antes
maravilloso, se había convertido en algo deforme, anormal, un
paralítico.
Ellos, los hombres, pensaron que su mundo era demasiado infantil y por eso lo fueron
alimentando, alimentando, hasta que fue de su estatura. Los hombres tenían ya un mundo a su medida.
Éste (así se llamaba él) perdió todo el encanto que antes poseía. Creció un poco y, con la
edad, le aparecieron los vicios; con los vicios, la fealdad, una repulsiva fealdad: ¡Tenía los mismos gustos que los hombres!
Del mismo modo, los niños perdieron su mundo, el verdadero; él también...
Pero en realidad era muy pequeño, un niño. Desde el primer
momento sintió un
gran deseo de alejarse de aquel espacio y refugiarse en sus pensamientos.
Pensó día y noche.
DE NOCHE
El pueblo.
En
el huerto.
La Luna, en su plenitud, iluminaba las cosas. Este paisaje le era ya
familiar. Había estrellas de
conocido resplandor.
Mariposas pardas y blancas
volando junto a las coles... Alguna pequeña nube de mosquitos marcando espacios imprecisos,
alborotadamente.
Las cañas, clavadas aquí y allá, cuadriculaban todo un
fondo en la penumbra.
El firmamento y los montes
que lo abrazan todo.
Ahora, de noche, brotan los
pequeños tubérculos desde las entrañas de la tierra fértil con la luna llena. (continuará)
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