jueves, 17 de enero de 2013

MENSAJE DESDE EL PASADO


MENSAJE DESDE EL PASADO              Jesús Masana Monistirol
 La innata curiosidad del ser humano nos espolea para entender
el sentido simbólico de los canecillos de la Magdalena, los
capiteles de la puerta sur de Santa María la Nueva, las
diferencias estructurales de las ábsides de ambas iglesias así
 como sus hastiales (término que hace referencia a la faz)... Eso,
la cara del románico, era lo que estábamos contemplando, cara
incompleta, hecha de retazos, a ramalazos de arte hecho piedra y
de acontecimientos humanos que acompañaron su realización y sus
primeros años, entre contradicciones de misticismo eucarístico y
violencia incendiaria en aquel famoso motín truchero...
  El tiempo  pasó raudo e insuficiente para contener todo lo que
de sí podía ofrecer el acendrado conocimiento del cicerone y
quedaron en el aire aspectos y materia para otras posibles rondas
investigadoras.  Han desaparecido tantos detalles de estas maravillosas
iglesias, sus pinturas, sus instrumentos litúrgicos, sus
tallas... Pero aún son capaces de transmitirnos, con su lenguaje
entrecortado por el tiempo, una historia muy parecida a la vida
actual y una forma de interpretar los acontecimientos, de vivir
la vida, que tal vez hoy no se nos ha dado hacer con su misma
clarividencia y eficacia. Buscar la clave, lo más importante de
dicho mensaje, es labor nuestra para nuestro provecho y humilde
aprendizaje... Desde la cara que es la puerta de la iglesia románica se nos
invita a pasar al misterio que encierra en su interior y tal vez
bajo sus losas donde reposan los restos de quienes  construyeron
toda una civilización. El misterio de las catedrales,
escudriñado por eficientes investigadores, está escondido también
en nuestra Catedral y en todas las iglesias zamoranas. Las voces
de las puertas y ventanas, la faz del ábside y del Pantocrátor
que las presidió en su día, el susurro de sus capiteles nos
llevan a un punto a veces olvidado, la pila bautismal, verdadero
rostro  del alma románica.
 Estos pensamientos cruzaron mi mente  al escuchar las palabras
de Herminio Ramos, que nos invitaba a ver la Pila Bautismal, oculta por
hachones semanasanteros, en Santa María la Nueva, relacionada
sin duda con una construcción subterránea (tapada
 incomprensiblemente tras ser descubierta), con escalones,
descendentes presumiblemente de otro baptisterio anterior, en
las raíces de la iglesia, en sus cimientos. Ahí, en la forma
concreta de vivir el cristianismo encontraremos sin duda la
explicación última del románico, de sus imágenes simbólicas
explicadoras de una realidad espejo de otra definitiva a la que
los románicos caminaban con dificultados pero seguros.

2 comentarios:

  1. No hay manera de que entren los comentario...

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  2. La Historia es la maestra de la vida y las piedras de Zamora son nuestras maestras.

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