jueves, 31 de enero de 2013

MICROCOSMO


En estos momentos, en el siglo XXI, ahíto de tramas,
sustracciones, corrupciones a todos los niveles, con el desencanto
anclado en lo más profundo de la sociedad, recuerdo estos
pensamientos emanados hace más de veinte años, cuando garabateaba
pensamientos de actualidad, relacionados con mi labor pedagógica en
un vetusto instituto de Zamora, rehabilitado hacía poco.  
Ojalá dentro de otros veinte años ya no tenga sentido lamentarse de
la poca sensatez que aún serpentea por doquier.



MICROCOSMO (La Opinión de Zamora, Viernes, 27 Nov. 1992)

Jesús Masana Monistirol

Rodeados por doquier de tanto románico se nos viene a la
mente ese hallazgo de nuestros antepasados, que a ellos les
sirvió para estructurar toda una cultura de la que aún hoy
recibimos mensajes aleccionadores: que lo grande, se repite en
lo pequeño, que el MACROCOSMO  está  en el MICROCOSMO, que el
hombre explica todo lo creado. Es un mensaje apocalíptico, que
no catastrofista, sino manifestación de las cosas que han de
ocurrir en los últimos tiempos, en los que según parece nos
ha tocado vivir...
   Porque también hoy el hombre repite el devenir del
universo, es una línea paralela junto a otra, a infinitas
 líneas dirigidas hacia un mismo fin, no siempre conocido.
  ¡Cómo está  el mundo! Redondo él, con todo lo del ozono, eso
otro de las guerras, el hambre, los bosnios...
 ¡Cómo está  nuestra nación! Con los dispendios, los "pufos"
de las comisiones, los "maastricht", las "filesas", las
encuestas, las devaluaciones, las oscuras muertes
xenófobas...
  ¡Cómo está  la ciudad! Con sus calles, reflejo en pequeño
del mismo percal; esas casas que se caen, esos puntos azules
de la ORA clavados en la acera ya de por sí exigua, esos otros
puntos punzantes de jeringas amenazadoras, esos impuestos, esa
muerte agazapada aquí y allí...­Cómo está  el Instituto, "El Claudio"!
 Talmente como la ciudad, el país o el mundo,  no nos engañemos.
 Parece tan mono  desde fuera y tal vez también desde dentro...
 Pero resulta que se ha comenzado a vivir en él sin permiso de Industria.
Estamos usando la luz, la calefacción, etc., pero por las
buenas. Naturalmente, el ascensor, elemento nuevo desde la
remodelación, está  parado por aquello de que sería  muy
engorroso tener un accidente en estas circunstancias. Nadie
parece querer asumir la responsabilidad del mencionado trámite
burocrático. Industria pide la colocación de un grupo
electrógeno  que la empresa constructora no ha ubicado por
razones que ella juzga de peso;  mientras tanto, como el
tiempo apremiaba, Delegación de Enseñanza dio el "placet" para
comenzar el curso; la dirección del centro y el Consejo
Escolar pasan del asunto y gestionan que la situación se
normalice, pero se lavan las manos. Los padres quedan
informados de este asunto si es que no lo estaban, porque
hasta el momento no han dicho ni pío, teniendo  a sus hijos en
una situación no ciertamente aceptable legal y físicamente;
algunos de ellos tienen serias y a veces insalvables
dificultades en acceder a sus aulas por falta del elevador
parado "burrocráticamente".
   Hay más "cositas", como escaleras interminables y con un
desnivel arquitectónicamente criticable; aulas con menor
capacidad que las antiguas, algún lavabo sin grifería,
radiadores goteantes... ¿Se puede vivir  en un edificio del
que no se ha efectuado entrega de obra? Legalmente, no lo sé,
pero que vivimos y admiramos el Instituto "Claudio" desde hace poco más
de un mes, sí es posible.
 ¡Cómo estamos todos! Cada uno somos un mundo, una nación,
una ciudad, un "Claudio", tal vez hasta remozados, peinaditos,
pero, cómo somos...
   MICROCOSMO.  ¿Catastrofismo? No, realismo, desde el que la reflexión y
la búsqueda de soluciones se podrá  hallar un camino en algún
rincón del mundo, el país, la ciudad,  el Instituto o de uno
mismo para salir de la mediocridad. Creo que ello es posible,
tal vez dejándonos adoctrinar por el románico.



  

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