El enjuto, exprimido, bigotudo y zanquilargo camarero
trajo lo que le pedían mientras, bajando mucho la voz y acercando los labios al
oído de John susurró:
-Amigo, prepárese, Douglas es muy malo y… no le digo más.
-¿Cómo te encuentras, Pecas?
-Mucho mejor.
-John, llámame John.
-Gracias por lo que hiciste por mí, John.
- No tiene ninguna importancia.
-Ya tendrá ocasión de conocer a Douglas. Es el típico fanfarrón; se oree
el dueño del pueblo y
hasta parece
que lo
es porque hace
lo que le place. Sus puños son terribles –masculló Pecas mientras se acariciaba
la descalabrada mandíbula.
-Ya conozco a este individuo -dijo John
cambiando bruscamente la entonación de su voz, para que resultara más corriente
y se enteraran cuantos estaban cerca de ellos.
-Soy forastero. ¿Me podrías indicar algún sitio
para pasar la noche?
-Ven a mi casa. Desde ahora eres un amigo
–dijo Pecas alargándole una mano.
-Gracias -dijo John estrechándosela entre las
suyas.
Los dos nuevos amigos llegaron pronto a su
destino.
Jonh ayudó a su nuevo amigo a montar en su
caballo. De un salto hizo lo mismo en el suyo.
El Sol lanzaba sus últimos rayos. El cielo se tiñó
de matices ocres, naranjas y rojos.
Los lobos ladraban hambrientos no muy lejos del lugar.
Ataron los caballos en el establo y entraron en la
Casa.
Un anciano, sentado en una silla de madera
levantó la cabeza, avisado por el chirriar de la puerta.
-Padre, te presento a un amigo.
-Encantado de conocerlo; esta es su casa –dijo
el viejo, dejando el asiento y tendiendo su enjuta mano al huésped.
Pecas intervino otra vez:
-Me olvidaba: se llama John y mi padre, Tomas
Los aludidos se sonrieron.
En aquel momento entró Sally, que con las
manos en la cabeza se paró, alarmada, ante su hermano diciendo con aire de
evidente reprensión y
con la
preocupación pintada en su agraciado rostro:
-¡Cómo te han dejado, James!
-No te preocupes, hermanita,
no ha
sido nada, se defendió
Pecas; hubiera sido peor si no hubiera intervenido este amigo –señalando a su salvador que estaba
en la penumbra de habitación.
Dándose cuenta entonces de la presencia del extraño volvió
instintivamente la cabeza hacia John sonriendo levemente y dijo excusándose:
-Dispense, no me había dado cuenta de su
presencia gracias por haber ayudado a
mi atolondrado hermano.
-Ustedes exageran, dijo John -yo no ayudé
casi nada; fue él quien me ayudó, proporcionándome vuestra hospitalidad, que agradezco una vez más,Sr. Tomas.
-Basta de cumplidos. Esta es
Sally, mi querida
hija y ama de casa desde que
murió Dorita, mi entrañable mujer -dijo el patriarca presentando a la joven, que se inclinó sonriente
en forma de saludo.
-Encantado en conocerla -dijo John correspondiendo
de la misma forma.
-¡Sally! -añadió el Sr. Tomas- ¿Nos traes la
cena, si ya está lista?
La chica desapareció tras una puerta para cumplir los deseos paternos. Al poco de oyeron ruido de platos...
La chica desapareció tras una puerta para cumplir los deseos paternos. Al poco de oyeron ruido de platos...
-Vamos, amigo, siéntese y cuéntenos de dónde
viene y
qué pretende
hacer en este pueblo, maldito pueblo, si no es indiscreción por nuestra parte, sólo
con el fin
de ayudarle en
lo que podamos para
corresponder en
algo a lo que ha hecho por James.
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