Ventana
abierta
La Oopinión el Correo de Zamora
AÑO V-Número .519. - MAYO 1994
JESÚS MASANA MONISTIROL
Analizando
imágenes
Estos
días de primavera se presentan con un aliciente visual
nuevo y dinamizador de la anodina vida ciudadana, la
campaña para las elecciones al Parlamento Europeo.
Cada
partido ha tomado posiciones en los espacios que a este efecto se han
destinado en las vallas publicitarias y demás lugares estratégicos.
En fraterna camaradería a veces, codo a codo, empujándose o
superponiéndose otras, arañándose, en fin, llenan los rectángulos
anunciadores.
Ahí
están los Prepales, los Cedeeses, los Psoes, los Ius, los Pepés,
cada cual en su imagen y su palabra escrita, sus "eslogans",
su apariencia y subyacencia, su intencionalidad más o menos
persuasoria.
Lo
que se esconde tras esa parafernalia de gestos estudiados, de fotos
de estudio, es el deseo de ser nuestros representantes en el foro
de Europa, esa panacea de los habitantes del norte y, por el momento,
desbaratadora de los afanes laborales de los habitantes del sur,
consolados con subvenciones monetarias.
Si
analizarnos la boca de los posibles parlamentarios europeos nos
encontramos con un interesante muestrario que va desde la hermética
semioculta por el mostacho de Paco, pasando
por el incipiente rictus sonriente de Calvo Ortega, la media sonrisa
asomando bajo el bigote entrecano de Julio, el arquea-miento
lineal de la boca de Abel y, por fin, la aparición de los blancos
dientes —¿amenazadores?— de Fernando.
Si
a la cantidad y el tamaño de los carteles nos atenemos, caemos en la
cuenta del poder económico de quienes los han realizado, a costa de
todos nosotros; los hay de tamaño folio, DIN A2, DIN Al...; unos
partidos presentan un solo cartel, otros dos, tres...
Si
consideramos el color, seguiremos el camino que va del gris a toda la
gama cromática, siendo la intencionalidad y la voluntad
pergeñadora de los mismos muy dispar, aun coincidiendo en el
procedimiento. El humilde león rampante que acompaña la faz de
Iglesias comparte los grises con un cartel del PP, que puede
llegar a confundirse con el pasquín anunciador de alguna película,
como las que en estos días se proyectan en la capital: "Proposición
indecente" y "Mi padre ¡qué ligue!". Según aquel
cartelito, el español —prototípicamente apasionado—, lo debe
ser de una Europa fría y con la cercanía física de la cama
¿matrimonial?, ¿nubil?, ¿amatoria?, ¿incestuosa o
masturbadora?
Sí
los españoles somos parte de Europa, por
qué se ha desdoblado la imagen de España —el moreno muchacho
de la foto— y a Europa —la evanescente muchacha/partener—; o,
de otro modo, uno puede llegar a pensar, o sentir subliminalmente,
que España está abrazándose a sí misma, ya que forma parte de
Europa, sobre el papel al menos.
La
idea de Europa no debe estar muy clara para este partido ni para el
resto cuando mientras unos ni hablan de Europa en su imagen
cartelera otros le cambian el nombre y la convierten en feudo de su
ideología al rebautizarla como "Euiropa", y los demás
nos remiten al futuro para vivir mejor dejando inoperante
el hoy...
Los
comentarios que pueden desprenderse de estas consideraciones quedan
al arbitrio de cada cual, pero lo apuntado no deja de dar pie a la
ambigüedad y mostrar el mal gusto de lo que nos regalan con este
tipo de propaganda electoral.
Conclusión:
sobran palabras, imágenes, papel mojado, tirado, subvencionado por
el sufrido contribuyente, quien a la postre es el que sufre todo tipo
de imprecisiones visuales y falsos mensajes.
No
nos engañéis ya más ni hoy ni mañana, con las imágenes, con los
mítines y con los hechos, señores políticos.
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