En aquel momento alguien abrió una
diminuta ventana e intentó gritar de alegría:
¡Había descubierto al rey!
¡Él era el rey!
No había entonces orgullo en esta consideración o tal vez sí.
¡Había descubierto al rey!
¡Él era el rey!
No había entonces orgullo en esta consideración o tal vez sí.
Le hizo señas con las manos para que se callara:
-No grites, que despertarás
a los demás y ahora es tiempo de dormir...
Se retiró de la ventana, pero dejó
el ventanuco abierto para que cuando vinieran los sueños,
otra vez, por el mismo sitio, apareciera !el rey!
Se puso en pie
siguiendo despacito a Dan, que miraba a ratos el cielo. Miró también
él y descubrió unas figuras:
-Mira,
parecen niños volando
-Sí, pero no se pararán aquí. No
ven Estemundo; lo están buscando, pero para ellos, la
noche de nuestro país, es completamente oscura. Si vieran todo esto, descenderían...Pero
te aflijas por esto: ellos encontrarán mundos parecidos a éste.
-¿Encontrarán
el mundo que tan ansiosos buscan? ¿Todos?
-Sí, pero si lo hallan, tal vez no sea por mucho
tiempo: Los hombres se lo pisotearán.
-¡Que
no pase esto aquí! -dijo angustiado.
Caminaron...
De
pronto, tras un recodo apareció, radiante,
la Colina de las Hierbas,
-¿Por
qué brilla tanto? –se dirigió a su acompañante.
-Es que en su cima están
las hierbas que dan salud y otras, que son malignas. No
hay distinción alguna externa que para distinguir unas de otras.
Quedó
pensativo, preocupado. Algo le sacó de su estado, una agradable sensación de vida:¡Estaba
saliendo el Sol detrás de la Colina!
¡Renacía la vida en su mundo, mi
pequeño mundo maravilloso!
Un lejano galopar se fue acercando por momentos.
Sobre un pequeño y alado caballo venía Din, el mensajero real.
Paró el rápido galope. Din desplegó ceremoniosamente un pergamino y anunció, con un lejano tocar
de clarines y trompetas de cristal: 'Grandes fiestas´
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